El coaching será una de las profesiones más requeridas del futuro.
En un plazo no muy lejano, la inteligencia artificial sustituirá millones de puestos de trabajo. Ante esta nueva realidad, nuestras ventajas competitivas serán profesiones que las máquinas no van a poder realizar. Competencias afectivas, trabajos vinculados a la emoción y al sentimiento.
La «economía de la atención» es un cambio de paradigma en lo que entendemos como comunicación humana. La sobre información y la excesiva estimulación a la que estamos sometidos, tienen como consecuencia que la atención se haya convertido en un bien escaso. Ya no es el sujeto el que consume información, ahora es la información la que se convierte en un sujeto que consume la atención humana.
Estamos siempre conectados y solo desconectamos para conectarnos a otra cosa. «Il dolce far niente» italiano no parece tener cabida en nuestra agenda diaria.
Hay dos puntos a tener en cuenta:
-Queremos todo y lo queremos ya. Compramos ropa, encargamos comida, elegimos una cita o pagamos los recibos con un solo click. Tenemos todo lo que queremos, sin embargo, no nos sentimos todo lo bien que nos gustaría. La enfermedad de este siglo es, sin duda, la insatisfacción.
-El ser humano se acerca al amor y se aleja del dolor y el miedo. Necesitamos ser escuchados, sentirnos amados y comprendidos y, sobre todo, parar y escucharnos a nosotros mismos. Saber dónde estamos y dónde queremos estar.
En una sociedad que cambia a una velocidad de vértigo, cada vez más funciones las realizan robots y las profesiones que prevalecerán serán aquellas que no puedan ser sustituidas por una máquina. Las que se ocupen de las emociones, la escucha activa, la intuición o la empatía y permitan acompañar a una persona en su proceso de autoconocimiento e identificar los objetivos que quiera conseguir.
En la era de la insatisfacción, de la falta de comunicación directa y cercana, del cambio constante y de la falta de gestión emocional, el profesional del coaching es una de las figuras más demandada.